Era un día soleado en la playa, y el grupo de amigos había decidido pasar el día juntos para relajarse y disfrutar del mar. Jennifer, Maikol, Marta, Cristina y Willians se acomodaron bajo una gran sombrilla, riendo y compartiendo anécdotas.
Sin embargo, Jennifer no podía dejar de notar que Maikol, su esposo, se veía inquieto desde la llegada de Willians. Maikol, normalmente el alma de la fiesta, estaba callado y distraído, mirando al horizonte con una expresión de preocupación.
Finalmente, Jennifer decidió abordar el tema. Delante de todos, preguntó con suavidad pero con firmeza: “Maikol, ¿qué está pasando? Desde que llegó Willians, te he notado perturbado. ¿Hay algo que debamos saber?”